25 junio 2008

KobetaSonic Festival



Cuando comienza el año, inevitablemente, se inician también una serie de propósitos o proyectos de futuro, que en líneas generales no conducen casi nunca a nada. Gimnasios, dietas, deportes, estudios, actitudes positivas, etc, etc., pasan a mejor vida unas pocas fechas después. Pero hay una cosa, al menos una única intención, que desde hace unos años cumplimos a rajatabla unos cuantos colegas y yo: Acudir a uno de los grandes festivales de rock (del bueno, no del de Arganda....) que ya por esas fechas se empiezan a gestar en nuestra geografía.

Este año el gato al agua se lo ha llevado Bilbao y su KobetaSonic.

Tal vez es por la edad, que ya no soy un crío, por lo que el escepticismo ante un evento de estas características es la sensación predominante. Son muchos los aspectos que pueden echar por tierra una cita de esta envergadura: una mala organización, un mal sonido, el mal tiempo, la huida a última hora de alguna banda... Pero no, al final todo transcurre según lo planeado, o incluso mejor.

Como decía, este año elegimos la capital vizcaína dado el impresionante cartel. Lo que a priori creímos que sería una locura, dada la cantidad de bandas confirmadas para cada uno de los dos días, finalmente se convirtió... en una locura. Aún descartando grupos en la agenda, bien porque no nos gustaran, bien porque no había tiempo material ni fuerzas para verlos, el ritmo fue frenético. Descansar algo en un evento de este tipo es tan utópico como la paz mundial... hay que comer, beber, esperar colas, situarse estratégicamente si quieres disfrutar realmente bien de un grupo concreto...

En un festival solo puedes hacer tres cosas: disfrutar de tus bandas favoritas, cantando y botando; beber; y seguir bebiendo... mientras admiras el paisaje, en todos sus sentidos.
Y no siempre en ese orden.





El primer día fue el más relajado de todos. Debido a los excesos nocturnos, ingresamos en el recinto algo tarde, resacosos, y asados... si amigos, el negro y un heavy es una unión indisoluble, pero cuando pega el Lorenzo hay que reconocer que es algo criminal. En el fondo, los heavys somos unas fashion victims...
Disfrutar de alguien como Judas Priest no es algo que se haga todos los años, y mucho menos en nuestra geografía, así que de largo eran el mayor atractivo del día. Pero antes había que volverse loco con Gamma Ray -que casi, casi hacen llegar al orgasmo a nuestro compañero Berracus-, Gotthard, Sonata Arctica... Acudir a un concierto tan masivo no tiene precio: luchas a codazos con todas tus fuerzas para hacerte con un mínimo de espacio vital, sudas más que en una sauna con streptease, saltas y brincas más que en un gimnasio, cantas más que en un autobús escolar... lo tiene todo!!! Y además, una gran banda ameniza tus actividades mientras tanto.



El segundo día, climatológicamente fue más llevadero (bendito encapotado cielo vizcaíno)... pero ya eran dos días de resaca acumulada para una jornada tan dura como la que se avecinaba. Básicamente repetimos las actividades del día anterior, pero con más actuaciones: Arch Enemy, Tesla, Michel Schenker, Europe (siiiiii, is the final countdawn!!!!!), DIO, y.... señoras y señores, niños y niñas, gafapastas del mundo!!, The Hottest Band in The World: ¡¡¡ KISS !!!
Esta si que era una ocasión poco menos que única... 12 años sin pisar suelo español eran demasiados, así que más de treinta mil almas no dudamos en plantarnos ante una banda que, si bien puede que no sean la panacea musical (y digo puede, porque se empeñaron en demostrar lo contrario, y además lo consiguieron), de seguro son la banda más espectacular sobre la faz de la tierra: fuegos artificiales, bocanadas de fuego, lluvias de confeti, músicos voladores y maquillaje, mucho maquillaje, hacen de los americanos uno de los grupos que no te puedes perder en la vida.

Aparte del ambiente festivalero, y de lo que allí acontezca, el otro gran atractivo de acudir a un evento de este tipo es, sin lugar a dudas, conocer y disfrutar la ciudad donde se celebra. Lo malo es que solo lo puedes hacer de noche, así que después de tres días en Bilbao, de empaparnos en sus costumbres y conocer a sus gentes, podríamos describir esta bella ciudad como un lugar que creció alrededor de una ría, donde lo habitual es desayunar kebabs, merendar pintxos de bacalao con pimientos, todo ello regado con cerveza, y donde, para nuestra sorpresa, nadie duerme... Es verdad, nadie duerme, todo el mundo tiene una dedicación nocturna: o son camareros de bares de copas, o están de despedida de solteros/as.

Bueno, quizá no es una guía muy fidedigna de la ciudad, pero es la que nosotros vivimos, así que para mi es así, hasta que se demuestre lo contrario.

Para aquellos que les ha picado el gusanillo festivalero, aun hay opciones de vivir experiencias como esta en este verano: el Via de la Plata, en Mérida; MetalWay y Monsters Of Rock, en Zaragoza; Leyendas del Rock, en Mazarrón; LorcaRock en Lorca; y otros muchísimos más en casi cada ciudad, pueblo, aldea o pedanía de España...

Si queréis vivir experiencias únicas id mirando calendarios y cuadrando agendas, pero eso si, por favor, esto es solo para personas serias.
Para todos los demás, y para la Generación GP, está el Rock’in Arganda... al que, por supuesto, yo no voy.

3 comentarios:

Матрёшка dijo...

Yo quiero ir al de Mazarrón.
Si nos queda pasta despues de Londres y Escocia. Por cierto, esto merece un post por quintuplicado.

Bascuñein dijo...

Malditos melenudos.

Enoch dijo...

Generación GP? Je,je,a Berracus se le cuelan en casa!