03 septiembre 2008

Septiembre, en caida libre

Hay dos meses al año que son temibles.
El primero de ellos es enero: no solo pesa el turrón ingerido, sino que además pesan, y mucho, las facturas de las compras acumuladas durante el mes de diciembre.

Pero además de la temible “cuesta de enero”, tenemos lo que yo denomino “caída libre de septiembre”.

Me explico: aprovechando que la mayoría de la gente se pasa los meses estivales despanzurrada y ociosa en la playa, chalé, camping o terracita de verano con el Marca en la mano, nuestros queridos gobernantes se quedan trabajando e ideando magníficas medidas para hacer prosperar a la sociedad. Esto, si se tratara de delincuentes, sería considerado un agravante por nocturnidad y alevosía. Pero no, ellos son políticos. Una clase mucho más alta que la de los chorizos callejeros. Ellos solo velan por nuestro bien.

Hoy, día tres de septiembre, amanecemos con otra
brillantísima idea de nuestro querido Faraón. En pos del bienestar de la sociedad madrileña, ha decidido que lo mejor para nosotros (una vez más) es que los pudientes se liberen un poquito más de la carga que les supone mantener a todos los vagos y maleantes que pueblan las calles de nuestra villa con unas rentas ínfimas, y que sea al contrario: que los más desfavorecidos se costeen sus propias ayudas; y ya que se ponen, que también ayuden a las familias de rentas más altas con sus respectivas ayudas.
¿Qué no puede ser?, ¿qué no me creéis?. Pues es esto, o que ya estamos empezando a pagar la candidatura de 2016 (cosa inaudita, teniendo en cuenta que aun no se ha terminado de pagar la monumental Calle 30).

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