26 enero 2008

El fin, ¿justifica los medios?

Últimamente los centros de depilación láser han proliferado como las setas en otoño y primavera. Y yo me pregunto, ¿las mujeres disfrutamos con el dolor?. Generalizo en las mujeres, porque los hombres en un reflejo de inteligencia muy superior a la nuestra, han decido en su mayoría, que ellos no se depilan. A sus pies, caballeros.

En el centro de estética, ¡a mí también me convencieron!, diciéndome que es para toda la vida, que molesta un poco, pero que hay personas que no les molesta nada, ....
Lo único que para prevenir quemaduras y manchas, la zona tiene que estar bien hidratada, no se puede tomar el sol en la zona a aplicar el láser 2 meses antes, y dos después de cada sesión, y no se pueden ingerir medicamentos fotosensibles (la lista es vastísima, y caben destacar: aspirina, ibuprofeno y amoxicilina).

Así que con una mezcla de ingenuidad e ilusión, acudí a mi primera sesión láser para quitarme los pelos definitivamente de mis axilas. Dolió, pero fue soportable. Yo pensaba, cinco minutillos de dolor, pero dos meses sin depilarme, y dentro de poco para siempre....

En la segunda sesión también de cinco minutillos, grité como una perra, y blasfemé y maldije. Cuando me recuperé avergonzada pedí disculpas a la amable esteticista, que me dijo estar acostumbrada. ¿Acostumbrada? Si, si es normal que moleste. ¿Qué moleste? Esto no es una molestia, es el dolor más grande que he sentido en mi vida, y me sigue doliendo, y yo no se si ir al medico porque esto no es normal.
La simpática esteticista me comentó que era el dolor normal, que no hacía falta que fuera a urgencias, pero visto que tenía el umbral del dolor muy bajo, me recomendó una crema anestésica (Emla) para la siguiente sesión, además más sonriente que nunca me recomendó que la usara, porque cada vez la energía que se aplicaba era mayor, y molestaba más. Otra vez con la molestia, ¡Perraca! (como diría Berracus).

Entre sesión y sesión me agarré un trancacillo, que lo tuve que pasar a base de Gelocatiles. ¡Hay qué fastidiarse!

En la tercera sesión me fui esperanzada con mi Emla, del que me había echado poca cantidad después de leerme su prospecto, ¡aterrador!. Y me volvió a pasar lo de la segunda sesión, solo que ahora no me disculpé. No se si fue fruto del dolor que me hizo perder la cabeza o que la sonriente esteticista no tiene vergüenza, pero me propuso que me hiciera la depilación láser brasileña, ya que ella intuía que me iba a “molestar” menos. A lo que contesté sin ningún pudor, ¿tu qué quieres, matarme?.

Como soy una mujer fuerte, de férreas convicciones y no me dejo derrotar fácilmente, continué con el láser, y la cuarta, y quinta sesión fui dopada de Emla, y volví a pasar las de Caín.

Pero en la sexta (que me he hecho esta semana) me ha dolido menos porque ya me quedan muy pocos pelillos, no obstante me han advertido que una sesión más y me pasan a la depilación eléctrica, porque ya tan finos el láser no los coge. ¡Miedo me da!. Asimismo me han advertido que los pocos que me quedan, no me pase la cuchilla o me los arranque con pinzas, porque existen millones de pelos latentes que los puedo activar; también pudiendo ser posible su activación por un cambio hormonal. ¡Ay, madre!
Después de esto he consultado con mis amistades femeninas, y todas hemos coincidido en el dolor tan horrible, pero todas hemos seguido adelante.
¡La belleza cuesta, y con el láser vamos a empezar a pagar!

4 comentarios:

Bascuñein dijo...

Depilación por láser. Qué inventazo... Me acuerdo cuando, en mis tiempos como luchador (entonces me llamaban Míster Té), me tenía que depilar con navajilla barbera... Menos mal que no era todo, todo el cuerpo, porque hay zonas de (muy) difícil acceso y en las que un error puede ser fatal...
¿De verdad duele tanto? Un amiguete se "pelaba" la espalda con láser. Era como un oso de peluche, pero quitándole toda la ternura (al menos a mí no me la producía, jeje). Me comentó que no dolía mucho. Cierto es que la espalda tiene la piel más dura que el sobaquillo, pero oiga, no debe ser para tanto, ¿no? Aunque yo soy un llorica, esa fachada de hombretón que veis en la foto se derrumba en cuanto ve una aguja hipodérmica, por ejemplo, y seguro que a mí me dolía más que a nadie... Así que me callo. En lo que estoy de acuerdo completamente es en que la "señorita" esa que usa la espada láser en la clínica es una perraca. No hay duda.

Ethrus dijo...

Es cierto que las mujeres asumen voluntariamente ese sufrimiento por razones de estética, pero también es cierto que ver alguna nórdica o alemana con el felpudo bajo el brazo da bastante grima. Lo suyo es buscar el término medio de la estética sin dolor. De todas formas hay que reconocer que debe molar un trabajo como el de la "perraca". Que sano debe ser poder dar unas buenas descargas eléctricas en cuerpo ajeno. Y como debe desestresar. Esa seguro que llega a su casa con la mente despejada

Manic dijo...

Es verdad que las mujeres asumen los dolores de la depilación como un dolor de estómago, algo que no se puede evitar y que hay que aguantar como sea para que pase lo antes posible. Pero lo cierto es que cada vez es un coto menos restringido y más hombres se depilan. ¡¡¡Guerra a los pelos!!!

puti dijo...

La verdad es que si que tiene que doler, parece un poco masoca, pero lo que importa al final son los resultados. Si no te vuelven a salir los pelos, merece la pena sufrir un poco.